La Habana.- ROXANA Gómez demoró cuatro años para rebajar su marca personal en los 400 metros. Sin embargo, en las últimas semanas mejoró sus registros y se clasificó para el atletismo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
A muchos pudiera parecer que eso la hace “respirar” más tranquila, pero nada más lejos de la realidad… Ahora su obsesión es otra: estar en la final que se disputará en la noche del 6 de agosto en la capital nipona.
La cienfueguera llevó su registro particular hasta los 51.13 segundos y se situó en el lugar 13 del ranking de una temporada a la que todavía le faltan la mayoría de las reuniones programadas antes de la cita bajo los cinco aros.
Los 400 metros para mujeres se prevé entre las pruebas más fuertes de la campaña. Hace apenas dos días la campeona olímpica Shaune Miller-Uibo, de Bahamas, fijó en 49.08 segundos el liderazgo del escalafón. Además, las 10 primeras de ese listado exhiben menos de 51 segundos como cota personal.
Por eso no hay pesimismo alguno al decir que Roxana tendrá que volver a superarse para ocupar uno de los ocho carriles en la carrera que definirá las medallas olímpicas. Lo más importante es que tiene consciencia del hecho.
«El primer logro es estar allí compitiendo con las mejores del mundo, es un sueño que siempre he tenido y correr en la final sería lo máximo», dijo en un aparte con JIT, luego de uno de los entrenamientos en el Estadio Panamericano.
«Además de ser finalista olímpica, mi meta es al menos mejorar mi tiempo en Tokio. Eso sería cumplir con lo propuesto», reconoció quien terminara en la cuarta posición en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
A sus 22 años de edad, Roxana se sabe más madura para enfrentar cada reto y asumir el sacrifico que implica el deporte de alto rendimiento. Superadas las lesiones que le aquejaron durante las últimas temporadas, se declara en plena forma física y reconoce que en sus avances influye mucho el cambio de estrategia de sus carreras.
«Nos enfocamos en subsanar los errores técnicos, en el ritmo de la carrera y sobre todo en la arrancada, que no me estaba saliendo bien. Me siento segura con esta nueva estrategia, pues me ha favorecido, sobre todo el cambio de la arrancada y los pasos transitorios para dar más potencia desde ahí, lo que me permite distribuir mejor el esfuerzo», explicó la ahora alumna de Ricardo Molina.
La variación de entrenador respondió sobre todo a su esperado protagonismo en el relevo 4x400 metros, evento en que será la cerradora y tendrá una prueba de fuego en apenas unos días, cuando se presente en el Campeonato Mundial de Relevos de Chorzow, en Polonia.
«Hemos logrado una mayor compenetración y estamos en mejores condiciones para buscar el resultado que queremos: lograr la clasificación olímpica. Y si sale alguna medalla o un mejor tiempo, pues bienvenidos», dijo en referencia a la posta que integra junto a Rose Mary Almanza, Lisneidy Veitía, Zurian Hechavarría y Sahily Diago.
«Me gusta el intercambio con mis compañeras, darnos apoyo mutuo durante los entrenamientos y la carrera, pero mi evento favorito sigue siendo el individual», aclaró para no dejar dudas. Correr sola le impone más retos y le hace feliz, máxime con un puesto seguro en la delegación a Tokio.
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