La Habana.- LAS EXPERIENCIAS vividas por el legendario gladiador del estilo clásico Mijaín López antes y durante la conquista de su quinta corona con triunfo en los Juegos Olímpicos de París 2024 coparon hoy buena parte de la emisión del programa radiotelevisivo Mesa Redonda.
Los seguidores del Gigante de Herradura pudieron deleitarse al conocer de primera mano cómo se planificó su preparación en los últimos tres años, luego de reinar en Tokio 2020, y decidir que ese no sería el final de su exitosa carrera.
El pentacampeón explicó cuánto tuvo que esforzarse la noche antes de la final parisina para rebajar kilo y medio de sobrepeso, y la importancia de su familia como pilar de sus mayores logros en el deporte.
«Mi mamá es una campeona, tiene un corazón muy grande y tengo que agradecerle por todo lo que ha hecho, es una gigante», dijo emocionado un Mijaín que en apenas unas horas cumplirá 42 años, de ellos 32 dedicados a la lucha.
Convertido en una figura de referencia para Cuba y el mundo, el destacado deportista aseguró que mantiene como máxima en la vida la entrega total en pos de cumplir las metas que se ha propuesto, a la vez que reconoció lo mucho que le ayudaron cada uno de sus entrenadores, en especial el ya fallecido Pedro Val y su actual preparador Raúl Trujillo.
«Pedro Val fue mi padre. Aprendí de sus enseñanzas, fue un excelente entrenador. Tuve la oportunidad de estar con él desde Atenas 2004, cuando lloré mucho por haber terminado en el quinto lugar. Allí me dijo “tranquilo que vas a ganar muchas medallas”. Fue siempre inspirador… Trujillo es la continuidad inmensa, es ratificación de la confianza y con él hemos logrado muchas cosas», describió con sinceridad.
Para conseguir la reciente hazaña Mijaín asumió como un reto no faltar a los entrenamientos, prepararse a tope y dedicar muchas horas al estudio de sus contrarios. Pero, sobre todo, mantener siempre una mente muy positiva, con el enfoque de que sí podía lograr el objetivo.
«Era un resultado muy anhelado. Seguir un ciclo más fue una decisión muy fuerte, y por eso me dediqué a entrenar y hacer todo perfecto», explicó convencido de que era la única manera de retener su corona.
En el programa también hubo espacio para comentar el simbólico acto de dejar las zapatillas sobre el colchón en la Ciudad de la Luz. «Era el final. No todos los campeones entregan las zapatillas así, nadie esperaba que lo hiciera luego de una quinta medalla de oro olímpica. Pero hay que respetar a los jóvenes, que vienen inspirados y con deseos de lograr cosas. Dejé un reto grande para todos los que aman el deporte», afirmó.
El más grande de los luchadores cubanos no ha decidido aún su futuro más inmediato. Por lo pronto habló de descansar y seguir compartiendo con aquellos que han estado cerca y también forman parte del triunfo.
Anunció un inminente viaje a Rusia, donde será recibido como el gran campeón que es y se encontrará con Alaxander Karelin, otro de los legendarios de su deporte.
Antes de concluir la emisión, y a pocas horas de su cumpleaños 42, Mijaín recibió un cake de manos del presidente del inder, Osvaldo Vento, y otros directivos, para continuar con las celebraciones iniciadas el pasado 6 de agosto, cuando se convirtió en el único deportista en ganar cinco cetros olímpicos de forma consecutiva en una misma prueba individual.
OTROS ANÁLISIS DE PARÍS 2024
En breve síntesis el director general de Alto Rendimiento del Inder, José Antonio Miranda, expuso en otro momento del programa Mesa Redonda algunos de los análisis realizados sobre la actuación cubana en la más reciente justa bajo los cinco aros.
El directivo reconoció que no se cumplieron los propósitos de conquistar cinco títulos y un puesto entre los primeros 20 países del medallero. No obstante, ratificó que cada uno se basó en el trabajo científico a partir de criterios realistas.
«Era posible lograr el resultado de cinco títulos, aunque no siempre se consigue lo que se pronostica. Teníamos un reto, la base de los resultados estaba sobre atletas longevos, varios que debían haber terminado en 2020. Fue un riesgo que se corrió, porque la eficiencia tenía que ser casi perfecta», argumentó.
Miranda también se refirió a la diversificación que ha marcado el actual panorama del deporte de élite, y en ese sentido mencionó que 62 naciones lograron al menos una medalla de oro y 84 lograron cosechar una presea como mínimo.
A su vez, comentó otros detalles y cifras, como el hecho de que países como México y Colombia –dominantes en la región durante el recién finalizado ciclo– se despidieron sin medallas. También apuntó que entre las delegaciones latinoamericanas solo la de Brasil se colocó por delante de la cubana.
Entre los hitos en la capital francesa incluyó las actuaciones de las luchadoras Yusneylis Guzmán y Milaymi Marín, así como la de la canoísta Yarisleidis Cirilo, quienes se erigieron como primeras cubanas medallistas de sus deportes.
Una de las agradables sorpresas la inscribió el boxeador Erislandy Álvarez, quien convirtió en un título su pronóstico de terminar en el tercer puesto, y reconoció el desempeño de quienes sin ganar medallas dejaron una muy buena imagen, como la dupla de voleibol de playa y el arquero Hugo Franco.
Antes de concluir su intervención, Miranda adelantó que a partir de ahora se realizarán estudios para programar el ciclo ya iniciado, y que exige estrategias diferentes, de acuerdo con el actual contexto del deporte mundial.
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